La tarde/noche arrancó con pinta de emoción por la despedida de Mauro Valencia, histórico capitán del Club Alemán y símbolo del hockey sobre césped masculino, camiseta al margen. El 8 recibió una plaqueta y una camiseta con un signo de infinito en lugar del dorsal que siempre lució en su espalda.
A partir de ahí, las emociones en cadena. Mauro Coria puso el partido en pausa dentro del área, y con el arte de ver lo imposible que lo caracteriza, le dio un toma y hacélo a Lautaro Gutiérrez que solo tuvo que empujarla contra la madera para romper el cero y adelantar a los teutones.
Leonardo Murialdo nunca bajó los brazos y lo fue a buscar, encontrando su premio en el arranque del cuarto final: un corto que quedó inconcluso tras un remate de Fernández encontró a Julián Molineli que hizo un golón de revés para romper el arco y dejar la final en igualdad nuevamente.
A cinco minutos del desenlace, cuando había olor a penales australianos, Club Alemán elaboró una gran jugada: la manejó de izquierda a derecha, Moreno lo habilitó bien abierto a Manganelli en la derecho y el 6 buscó al Mago Coria dentro del área, que con un sutil desvió decretó la gloria. Salud, campeón.
