Cien por ciento Lucha

Cien por ciento Lucha

lucha1Es la más gran­de de la his­to­ria del hoc­key mun­dial. Cin­co ve­ces fue re­co­no­ci­da co­mo la me­jor ju­ga­do­ra del mundo y para orgullos de todos, es bien ar­gen­ti­na. Lu­cia­na Ay­mar, Lu­cha para sus amigas, también se destaca por su amabilidad y simpatía fuera de la cancha.

Ay­mar es­tu­vo el fin de se­ma­na en Córdoba ju­gan­do el Top 6 de la Li­ga Na­cio­nal fe­me­ni­na. Su equi­po, GEBA, go­leó en los dos en­cuen­tros que disputó y es fir­me can­di­da­to al tí­tu­lo. An­tes de en­fren­tar a Atlé­ti­co­ del Ro­sa­rio, ex­pre­só: «Es muy bue­no que ha­ya un tor­neo de es­te ni­vel. El cer­ta­men reú­ne los me­jo­res equi­pos del país y eso le vie­ne muy bien a todo el hoc­key. Pe­ro co­mo es una dis­ci­pli­na ama­teur te­ne­mos que pa­gar to­do y eso no lo com­par­to. De to­dos mo­dos re­co­noz­co que es­te año es­tá me­jor pro­gra­ma­da y te­ne­mos que via­jar me­nos que an­tes por­que con­cen­tran las fe­chas».

En la Li­ga sue­le ha­ber grandes di­fe­ren­cias en­tre los equi­pos del in­te­rior y los de Bue­nos Ai­res, ¿por qué?

Prin­ci­pal­men­te creo que se de­be al césped sin­té­ti­co. Bue­nos Ai­res tu­vo can­chas mu­cho an­tes que otras ciu­da­des co­mo Ro­sa­rio, Men­do­za y Cór­do­ba. Eso mar­ca mu­chos años de di­fe­ren­cia, ade­más de que en Bue­nos Ai­res hay mu­chos más ju­ga­do­res. Pe­ro aho­ra con es­to de la Li­ga se in­cen­ti­va a las pro­vin­cias pa­ra que le­van­ten el ni­vel. De he­cho se es­tá lo­gran­do por­que hoy en día no es tan­ta la di­fe­ren­cia entre el in­te­rior y Bue­nos Ai­res.

¿Có­mo vi­vís la Li­ga?

En rea­li­dad la jue­go por­que es­toy en un club que par­ti­ci­pa en el tor­neo, pe­ro si fue­ra por mí no ju­ga­ría, por­que es mu­cho el des­gas­te de los via­jes. En mi ca­so se su­ma lo que en­tre­no y via­jo con Las Leo­nas.

Con res­pec­to al se­lec­cionado nacional, ¿qué re­pre­sen­tó pa­ra vos de­bu­tar co­mo ca­pi­ta­na en el Cham­pions Trophy siendo cam­peo­nas?

La ver­dad es que fue un año muy di­fí­cil por­que hu­bo mu­cho re­cam­bio. Mu­chas ju­ga­do­ras se ale­ja­ron por cues­tio­nes per­so­na­les o el nue­vo cuer­po téc­ni­co no las tu­vo en cuen­ta, en­ton­ces por mo­men­tos me sen­tí un po­co so­la. Pe­ro des­pués me fui sin­tien­do más có­mo­da y fui co­no­cien­do me­jor a al­gu­nas com­pa­ñe­ras. Ade­más, mu­chas de las chi­cas son de mi club, así que eso hi­zo que fue­ra más fá­cil y se ar­ma­ra rá­pi­do el gru­po.

Que el año pa­sa­do te vol­vie­ran a pre­miar co­mo la me­jor ju­ga­do­ra del mun­do, e in­clu­so de la his­to­ria, ¿qué re­pre­sen­tó pa­ra vos y pa­ra el hoc­key argentino?

Pa­ra mí fue una fe­li­ci­dad enor­me. Nun­ca en mi vi­da ima­gi­né que eso pu­die­ra pa­sar. Cuan­do era chi­ca pen­sa­ba en el día que vestiría la ca­mi­se­ta ar­gen­ti­na y haría un gol. Ima­gi­na­te lo lin­do que es que te con­si­de­ren la me­jor. Y me pa­re­ce que ayu­da al de­por­te lo­cal, por­que mo­ti­va a los di­ri­gen­tes pa­ra que ha­gan co­sas por cap­tar más gen­te.

¿Qué ti­po de co­sas se­rían ne­ce­sa­rias ha­cer?

La úni­ca for­ma de mejorar es di­fun­dir­lo y acá no hay políticas de­por­ti­vas. Me pa­re­ce que se­ría bue­no que existieran, por­que creo que con el de­por­te se pue­den sal­var a mu­chos chi­cos, pe­ro en Ar­gen­ti­na es­tá muy re­le­ga­do. Con­si­de­ro que el de­por­te es co­mo la edu­ca­ción, hay que dar­le im­por­tan­cia y di­fun­dir­lo para atraer espón­sores.

Fuente: Diario UNO

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